Hacía mucho que no veía una película de verdadera ciencia ficción y no de fantasía en donde prima el guión y la interpretación de sus protagonistas y los efectos especiales sirven para ambientar la historia y no ser el fin mismo del flim. Escuchar una buena banda sonora que apoya el buen ritmo de la historia, gran fotografía, bonito prologo y créditos iniciales, pero...
En mi opinión falla en su base. Pese a sus pretensiones y cuidada producción, la historia que cuenta resulta inverosímil, lírica aunque fallida. El mismo argumento resulta muy pobre en sus detalles para explicar y hacer avanzar la narración. La actuación del protagonista, el ritmo, la belleza de ciertas imágenes se pierden al descubrir la tontería sobre la que se mantiene la película.
En un futuro no muy lejano se mantienen bases mineras en la luna, automatizadas y sostenidas por máquinas e inteligencias artificiales, pero supervisadas por seres humanos que resultan ser clones. Clones completos de una persona real que conservan todas sus características y libre albedrío aunque con una caducidad de tres años.
Y cuyo control sobre los mismos se limita a hacerles creer que son mineros aislados por problemas técnicos, aunque equipado por todas las herramientas que necesitaría un minero real y libre para moverse y comunicarse donde quiera y que por supuesto el protagonista usa sin complicaciones. La tensión de la trama gira en torno al descubrimiento de uno de estos clones de la realidad de su existencia y como, con la ayuda de su siguiente sustituto (el mismo como era tres años antes) y su robot asistente que le sirve a él pero no a la empresa que lo ha programado, logra comunicarse con la Tierra y destapar el escandalo del uso de clones esclavos.
Con todo esto, solo nos queda una gran interpretación de Sam Rockwell, todo el trabajo de producción y artístico y unas buenas intenciones que necesitan algo más que influencias de 2001, Naves Misteriosas y unos efectos especiales artesanales y estética retro.
En mi opinión falla en su base. Pese a sus pretensiones y cuidada producción, la historia que cuenta resulta inverosímil, lírica aunque fallida. El mismo argumento resulta muy pobre en sus detalles para explicar y hacer avanzar la narración. La actuación del protagonista, el ritmo, la belleza de ciertas imágenes se pierden al descubrir la tontería sobre la que se mantiene la película.
En un futuro no muy lejano se mantienen bases mineras en la luna, automatizadas y sostenidas por máquinas e inteligencias artificiales, pero supervisadas por seres humanos que resultan ser clones. Clones completos de una persona real que conservan todas sus características y libre albedrío aunque con una caducidad de tres años.
Y cuyo control sobre los mismos se limita a hacerles creer que son mineros aislados por problemas técnicos, aunque equipado por todas las herramientas que necesitaría un minero real y libre para moverse y comunicarse donde quiera y que por supuesto el protagonista usa sin complicaciones. La tensión de la trama gira en torno al descubrimiento de uno de estos clones de la realidad de su existencia y como, con la ayuda de su siguiente sustituto (el mismo como era tres años antes) y su robot asistente que le sirve a él pero no a la empresa que lo ha programado, logra comunicarse con la Tierra y destapar el escandalo del uso de clones esclavos.
Con todo esto, solo nos queda una gran interpretación de Sam Rockwell, todo el trabajo de producción y artístico y unas buenas intenciones que necesitan algo más que influencias de 2001, Naves Misteriosas y unos efectos especiales artesanales y estética retro.
Dirección: Duncan Jones. País: Reino Unido. Año: 2009. Duración: 97 min. Género: Ciencia-ficción, drama. Interpretación: Sam Rockwell (Sam Bell), Kevin Spacey (voz de Gerty), Dominique McElligott (Tess Bell), Kaya Scodelario (Eve Bell), Benedict Wong (Thompson), Matt Berry, Malcolm Stewart. Guión: Nathan Parker; basado en un argumento de Duncan Jones. Producción: Stuart Fenegan y Trudie Styler. Música: Clint Mansell. Fotografía:Gary Shaw. Montaje: Nicolas Gaster. Diseño de producción: Tony Noble. Vestuario: Jane Petrie. Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España.
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